lunes, 8 de junio de 2009

historia italiana

Italia
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Repubblica ItalianaRepública Italiana


Bandera
Escudo
Himno nacional: Il Canto degli Italiani



CapitalPoblaciónCoordenadas
Roma2.724.668 (2009)[1]41°54′ N 12°29′ E
Ciudad más poblada
Roma
Idiomas oficiales
Italiano1
Forma de gobierno
República parlamentaria
PresidentePrimer Ministro
Giorgio NapolitanoSilvio Berlusconi
Unificación • • Fecha
17 de marzo de 1861
Superficie • Total • % aguaFronteras
Puesto 69º301 338 km²2,4%1.932,2 km
Población • Total • Densidad
Puesto 22º60.054 106 Hab.(12.2008 istat)198 hab/km²
PIB (nominal) • Total (2007) • PIB per cápita
Puesto 7ºUS$ 2,399.287 mil (2008)US$ 40,449 (2008)
PIB (PPA) • Total (2007) • PIB per cápita
Puesto 10º€ 1.500.475 millones€ 25.200 (2007)
IDH (2008)
0,945 (19º) – Alto
Moneda
Euro2 3 (€, EUR)
Gentilicio
Italiano, italiana
Huso horario • en verano
CET (UTC+1)CEST (UTC+2)
Dominio Internet
.it
Prefijo telefónico
+39
Prefijo radiofónico
IAA-IZZ
Código ISO
380 / ITA / IT
Miembro de: Unión Europea, OTAN, ONU, OCDE, OSCE, G-8, COE
1 El francés es cooficial en el Valle de Aosta, el catalán en Alguer , y el alemán en Tirol del Sur.2 Antes de 2002, la lira italiana.3 Excepto en Campione d'Italia que se usa el franco suizo.
Italia, oficialmente la República italiana (Repubblica Italiana en italiano), es un país de Europa que forma parte de la Unión Europea (UE).
Su territorio consiste principalmente en la Península Itálica y de dos grandes islas en el mar Mediterráneo: Sicilia y Cerdeña. Por el norte está bordeado por los Alpes, por donde limita con Francia, Suiza, Austria y Eslovenia. Los estados independientes de San Marino y Ciudad del Vaticano son enclaves dentro del territorio italiano. Italia forma parte del G8 o grupo de las ocho naciones más industrializadas del mundo. Situada en el corazón del antiguo Imperio Romano, está llena de tesoros que reconstruyen la historia de las bases de la civilización occidental.
Italia ha sido el hogar de muchas culturas europeas como los Etruscos y los Romanos y también fue la cuna del movimiento del Renacimiento, que comenzó en la región de Toscana y pronto se extendió por toda Europa. La capital de Italia, Roma, ha sido durante siglos el centro político y cultural de la civilización occidental, y también es la ciudad santa para la Iglesia Católica, pues dentro de la ciudad se encuentra el microestado del Vaticano.Origen etimológico [editar]
La palabra Italia (del griego Italus Sevelorus)designaba en el siglo V a. C., según el historiador griego Antíoco de Siracusa, la parte meridional de la actual región italiana de Calabria —el antiguo Brucio—, habitada por los ítalos. Dos escritores griegos algo más recientes, Helánico y Timeo, relacionan el mismo nombre con la palabra indígena vitulus ('ternero'), cuyo significado explicaron por el hecho de ser Italia un país rico en ganado bovino. En el siglo I a. C., el toro, símbolo del pueblo Smanita sublevado contra Roma, es representado en la monedas emitidas por los insurrectos abatiendo a una loba, símbolo de Roma: la leyenda viteliú (de los ítalos) confirma que vinculaban el nombre de Italia con el ternero-toro. Por otra parte también es posible que los ítalos tomaran su nombre de un animal-totem, el ternero, que, en una primavera sagrada, los había guiado hasta los lugares en los que se asentaron definitivamente. Con el tiempo, el nombre se extendió por toda la Italia meridional para abarcar después toda la península. En el siglo II a. C., el historiógrafo griego Polibio llama Italia al territorio comprendido entre el estrecho de Mesina y los Apeninos septentrionales, aunque su contemporáneo Catón extiende el concepto territorial de Italia hasta el arco alpino. Sicilia, Cerdeña y Córcega no pasarán a formar parte de Italia hasta el siglo III d. C., como consecuencia de las reformas administrativas de Diocleciano, aunque sus estrechos lazos culturales con la península permiten considerarlas como parte integrante.
Otra teoría sostiene que la denominación «Italia» derivaría casi con toda seguridad de una colonia griega en el Brucio (actual Calabria), la de los italos (referible a los italiotas). Por su parte la palabra italos en griego antiguo aludía al toro joven; cuando concluyó la hegemonía de los rasena («etruscos») en Italia y comenzó la romana, los pueblos peninsulares que se coaligaron contra la incipiente potencia romana adoptaron como emblema al toro.

Historia [editar]
Artículo principal: Historia de Italia

Mapa de Italia

Coliseo de Roma

Plaza de San Marcos de Venecia

Torre de Pisa
La historia de Italia es tal vez la más importante para el desarrollo de la cultura y sociedad del área mediterránea y de la cultura occidental como un todo. El país ha sido anfitrión de muchas actividades humanas en tiempos prehistóricos, de aquí que se han hallado numerosos yacimientos arqueológicos en distintas regiones: Lacio, Sicilia, Toscana, Umbría y Basilicata. Luego de la Magna Grecia, la civilización etrusca y especialmente el imperio romano, que vino a dominar el Mediterráneo por muchos siglos,tras cuya caída nació Italia como estado (Odoacro proclamado rey de Italia) llegaron al humanismo medieval y el Renacimiento, que ayudo en la formación de la filosofía y el arte europeo. La ciudad de Roma contiene algunos de los ejemplos de estilo barroco más importantes de toda Europa.
Entre los siglos XIV y XVI, Italia no era una unidad política, fragmentada en múltiples estados. En el norte existían las ciudades estado como la República de Venecia, la República de Florencia o la República de Génova. En torno a la ciudad de Roma los Estados Pontificios, y al sur el Reino de Nápoles, posteriormente conformante de la Corona de Aragón y por tanto de la Monarquía Hispánica. Dada su fragmentación, fue escenario de los intereses de las potencias europeas durante los siglos XVI, XVII y XVIII, tales como las Guerras italianas, la Guerra de Sucesión Española, el conflicto hispano-austríaco por las posesiones napolitanas, así como de las guerras revolucionarias francesas y napoleónicas. Aún hubo conflictos durante la primera mitad del siglo XIX, siglo en el que apareció el sentimiento nacionalista italiano que desembocará en la Unificación de Italia, materializada el 17 de marzo de 1861, cuando los estados de la península itálica y las Dos Sicilias se unieron formando el Reino de Italia, el cual sería organizado por el monarca Víctor Manuel II, de la dinastía Saboya, hasta entonces gobernante en Piamonte y rey de Cerdeña. El artífice de la unificación italiana, sin embargo, fue el Conde Camillo Benso di Cavour, el ministro en jefe del rey. Roma, por su parte, se mantuvo separada del resto de Italia bajo el mando del Papa y no fue parte del reino de Italia hasta el 20 de septiembre de 1870, fecha final de la unificación italiana, luego fue hecho un plebiscito en el cual se eligió a Roma como la capital de dicho Reino. El Vaticano es un enclave independiente, rodeado completamente por Italia, al igual que San Marino.
La dictadura fascista de Benito Mussolini ocurrida en 1922 llevó a Italia a una alianza con la Alemania nazi y el Imperio del Japón, lo que la condujo a la derrota de Italia tras la Segunda Guerra Mundial. Durante el transcurso de esta guerra y en los años posteriores, miles de italianos emigraron fuera del país teniendo como destino principalmente América, Francia y Alemania.
El 2 de junio de 1946, un referéndum sobre la monarquía estableció la república como sistema de gobierno italiano, adoptando el país una nueva constitución el 1 de enero de 1948. Los miembros de la familia real fueron llevados al exilio, por su relación con el régimen fascista, hasta el 10 de noviembre de 2003, cuando pudieron regresar a Italia gracias a la modificación de la constitución por el parlamento italiano.
Los Tratados de Roma de 1957 firmados por seis países europeos han hecho de Italia uno de los miembros fundadores de la Unión Europea.[2]

Gobierno y política [editar]
Artículo principal: Política de Italia
Artículo principal: Organización territorial de Italia
La política de Italia se basa en un sistema republicano parlamentarista con democracia representativa. El primer ministro es el jefe de gobierno. Además, es un sistema multipartidista.
Italia se encuentra dividida en 20 regiones administrativas, divididas en provincias y éstas a su vez en municipios o comunas. De las veinte regiones, cinco (Valle de Aosta, Friuli-Venecia Julia, Sicilia, Cerdeña y Trentino-Alto Adigio) tienen un estatus especial en razón de su naturaleza geográfica, cultural o social. Las demás se someten a un estatuto común de administración.
Aunque Italia ha experimentado un desarrollo económico admirable desde la Segunda Guerra Mundial, y ahora se la considera entre las siete naciones más ricas del mundo, en el aspecto político Italia deja mucho que desear. Y a pesar de los esfuerzos que se han hecho por "limpiar" la política italiana, aún pervive una sensación generalizada de que es el país más caótico y corrupto de Europa. La política italiana suele ser oscura, y en el parlamento se tejen todo tipo de alianzas y pactos secretos. En el sur de la península y en la isla de Sicilia, la mafia tiene tanto o más poder que el Estado, llegando a controlar periódicos, jueces y policías. En 1992, el asesinato de Giovanni Falcone, un magistrado que investigaba el crimen organizado, y la subsecuente campaña de manos limpias que se desató conmocionaron a las instituciones italianas, pero tras años de intensas investigaciones, los resultados han sido magros. Sobre el actual primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, siempre ha sobrevolado el fantasma de la corrupción, pero ello parece no importarle a los italianos, que lo eligieron primer ministro dos veces.

Derechos humanos [editar]
En materia de derechos humanos, respecto a la pertenencia en los siete organismos de la Carta Internacional de Derechos Humanos, que incluyen al Comité de Derechos Humanos (HRC), Italia ha firmado y/o ratificado:
Estatus de los principales instrumentos internacionales de derechos humanos.[3]
Italia
CESCR[4]
CCPR[5]
CCPR-OP1[6]
CCPR-OP2-DP[7]
CERD[8]
CEDAW[9]
CEDAW-OP[10]
CAT[11]
CRC[12]
CRC-OP-AC[13]
CRC-OP-SC[14]
MWC[15]
Pertenencia












Firmado y ratificado, firmado pero no ratificado, ni firmado ni ratificado. Italia ha firmado y ratificado el órgano en cuestión, pero también reconoce la competencia de recibir y procesar comunicaciones individuales por parte de los órganos competentes.

Geografía [editar]
Artículo principal: Geografía de Italia
El relieve presenta cuatro grandes unidades regionales: al Norte, un sector continental dominado por los Alpes; a sus pies, la llanura del Po; al Sur un sector peninsular articulado por los Apeninos; y finalmente las tierras insulares.
El sistema alpino extiende por territorio italiano la casi totalidad de su vertiente meridional. En este gran conjunto montañoso destacan las formaciones calcáreas de los Dolomitas (Marmolada, 3.342 m de alt.) y en el sector cristalino, de formas más agrestes, algunas de las principales cumbres de todo el sistema alpino: Monte Rosa (4.634 m), Cervino (4.478 m). Algunos pasos de montaña (Mont Cenis, Simplon, Brennero) facilitan la comunicación con las regiones vecinas. La región prealpina presenta largos y profundos valles, con numerosos lagos: Garda (370 km²), Mayor, Como, Iseo. Al Sur de los Alpes, entre éstos y los Apeninos, se extiende la llanura del Po (el río más largo del país, con 652 km de longitud), fosa tectónica rellenada por los depósitos sedimentarios aportados por los ríos que descienden de los Apeninos y, especialmente, de los Alpes (Adigio, 410 km; Piave), y que avenan la llanura que se abre al mar Adriático por el litoral NE de Italia.
El resto de llanuras italianas, aunque numerosas, son de escasa extensión, y se localizan preferentemente en el litoral tirrénico, formadas por importantes ríos (Arno, Tíber) o por llanuras costeras (Maremma, Agro Pontino). La cadena de los Apeninos constituye la espina dorsal de la península italiana, y en ella se distinguen tres sectores: los Apeninos septentrionales, los de menor altura y de formas más suaves (monte Cimone, 2.163 m); los Apeninos centrales, también denominados Abruzos, que constituyen el techo de la cadena (Gran Sasso, 2.914 m), y presentan modelados de tipo cárstico; por último, los Apeninos meridionales, que tienen su punto culminante en el monte Pollino (2.271 m). A ambas vertientes de la cadena se extienden formaciones de colinas, denominadas Subapeninos o Antiapeninos, destacando las del reborde O, donde se elevan algunos volcanes (Vesubio, monte Amiata, Campos Flégreos).
En el extremo S de la península Itálica, la isla de Sicilia es considerada una prolongación de los Apeninos (montes Nebrodi, Peloritani, Madonia), destacando el monte Etna, que con sus 3.345 m de alt. es el volcán activo más alto de Europa. La isla de Cerdeña es asimismo montañosa (montes de Gennargentu), aunque cabe destacar la fosa tectónica de Campidano, entre Oristano y Cagliari.
La climatología italiana, si bien tiene carácter mediterráneo, presenta notables variaciones regionales. En primer lugar, por efecto de su considerable extensión en latitud: medias anuales en Milán de 23 °C en julio y 1,5 °C en enero, mientras que en Palermo, dichas medias son de 26,2 y 11 °C. Por otro lado, debido a las condiciones orográficas: los Alpes, que actúan de barrera ante los vientos del Norte, registran las mayores precipitaciones (de 3.000 a 3.800 mm anuales); los Apeninos, por su parte, establecen una clara distinción entre sus dos vertientes: la tirrénica, que queda expuesta a las corrientes húmedas del Oeste, y la vertiente adriática, a sotavento de dichas influencias (menos de 500 mm anuales en Apulia).
Véase también: Entorno natural de la Unión Europea

Ecología [editar]
La mayor parte de Italia corresponde al bioma de bosque mediterráneo, aunque también están presentes el bosque templado de frondosas, en el valle del Po y en los Apeninos, y el bosque templado de coníferas en los Alpes.
Según WWF, el territorio de Italia se reparte entre ocho ecorregiones diferentes:
Bosque templado de frondosas
Bosque mixto de los Alpes Dináricos, en el extremo este, en la frontera con Eslovenia
Bosque mixto del valle del Po, en la llanura padana
Bosque montano caducifolio de los Apeninos
Bosque templado de coníferas
Bosque de los Alpes
Bosque mediterráneo
Bosque caducifolio de Iliria, en la costa de la región de Trieste
Bosque mixto montano de los Apeninos meridionales
Bosque mixto y esclerófilo del Tirreno y el Adriático, en las tierras bajas costeras de la mitad sur de la península Itálica y Sicilia. Incluye también la totalidad de Cerdeña, el archipiélago Toscano (entre Córcega e Italia continental), Pantelaria y las islas Pelagias
Bosque esclerófilo y semicaducifolio de Italia, en el resto del país.Tambien Roma era una nalga

Economía [editar]
Artículo principal: Economía de Italia
Exportaciones a
Importaciones de
País
Porcentaje
País
Porcentaje
Alemania
14,5%
Alemania
17,7%
Francia
12,2%
Francia
11,1%
Estados Unidos
9,7%
Países Bajos
6,2%
Reino Unido
6,7%
Reino Unido
5,1%
España
6%
Estados Unidos
4,9%
Otros
50,9%
Otros
55%
La actividad industrial ha sido el motor del desarrollo italiano, y el actual eje de su economía. Frente a ello, las actividades agrícolas han experimentado un considerable retroceso, tanto en ocupación de la población activa (7,3%), como en su participación en el PIB (3,7%). La producción agrícola no abastece la demanda alimenticia de la población, y es especialmente escasa en la rama ganadera: bovino (Cerdeña), porcino (Emilia-Romaña). La agricultura se halla más extendida, con cultivos de cereales (trigo, arroz —primera productora europea—, maíz), leguminosas, plantas industriales (remolacha azucarera), hortalizas (pimientos, berenjenas, tomates y cebollas) y flores. Mención especial merece la fruticultura (peras, melocotones y manzanas en Emilia, Véneto y Campania; agrios en Sicilia), el olivo (en Liguria y el Mezzogiorno), que genera la segunda producción mundial de aceite (435.300 t), y finalmente, la vid, cuyo cultivo sitúa a Italia a la cabeza de la producción mundial de vinos (68,6 millones de hl), reconocidos internacionalmente por su calidad.

Demografía [editar]
Artículo principal: Demografía de Italia

Evolución demográfica de Italia
Italia es un país muy homogéneo tanto lingüística como religiosamente, pero es diverso cultural, económica y políticamente. Italia posee la quinta mayor densidad poblacional en Europa, con un promedio de 198 personas por kilómetro cuadrado.
A partir de los años sesenta del siglo XX la población italiana experimentó un cambio en su ritmo de crecimiento, que decreció hasta el 0,0% de media anual entre 1985–1990: el descenso de la tasa de mortalidad fue acompañado por un descenso considerable de la tasa de natalidad. El cambio en las tendencias demográficas afectó asimismo los tradicionales movimientos migratorios que hasta entonces habían hecho de Italia una de las mayores reservas de mano de obra de Europa y América. Italia pasó a convertirse en punto de llegada de inmigrantes del Tercer Mundo, pero, sobre todo, se establecieron importantes corrientes migratorias internas, con un movimiento masivo de población del Sur hacia Roma y el Norte industrializado (Turín, Milán, Génova, Venecia y Bolonia), pero no hacia el noreste, que aún era muy pobre, que no ha hecho sino radicalizar las diferencias entre el norte y el sur. La concentración de la población italiana en los núcleos urbanos (69 % de población urbana) ha generado una red homogénea de grandes ciudades, que desempeñan el papel de centros regionales (Nápoles, 973.132 hab.; Turín, 908.263; Palermo, 663.173; Génova, 610.887; Bolonia, 372.256, y Florencia, 364.710), con dos destacados núcleos a nivel nacional; Roma (2.718.768 hab.), la capital política, y Milán (1.299.633), la capital económica.
Los grupos minoritarios son pequeños, siendo el mayor de éstos el de habla alemana en el Tirol del Sur (según el censo de 1991, la población se encuentra compuesta por 287.503 personas de habla alemana y sólo 116.914 de habla italiana) y los eslovenos alrededor del Trieste.
Otros grupos minoritarios con lenguajes parcialmente oficiales incluyen la minoría de habla francesa en la región del Valle d'Aosta; los sardos, los sicilianos, el idioma ladino en las montañas dolomitas y el catalán en el Alguer.
A pesar de ser el catolicismo romano la religión predominante (85% de la población), existen comunidades maduras de protestantes y judíos y una comunidad creciente de origen musulmán.
Italia tiene 59.762.887 habitantes (Istat 04.2008), y está compuesta étnicamente (datos 2006) por 97,6% de europeos (Italianos 95,5% + otros europeos 2,1%), 1,1% de africanos (mayoría de marroquíes), 0,7% de asiáticos (mayoría de chinos), 0,4% de americanos (mayoría de colombianos y ecuatorianos) y 0,2% de otros.[16]
Véase también: Demografía de la Unión Europea y Migración en la Unión Europea

Cultura [editar]
Artículo principal: Cultura de Italia
Fiestas
Fecha
Nombre en castellano
Nombre local
1 de enero
Año nuevo
Capodanno
6 de enero
Epifanía
Epifanía
Móvil
Domingo de Pascua
Domenica di Pasqua
Móvil
Lunes de Pascua
Lunedì dell'Angelo
25 de abril
Aniversario de la Liberación
Liberazione
1 de mayo
Día del Trabajo
Festa del Lavoro
2 de junio
Fiesta de la República
Festa della Repubblica
15 de agosto
Asunción de María
Assunta (Ferragosto)
1 de noviembre
Día de Todos Los Santos
Tutti i Santi
8 de diciembre
Inmaculada Concepción
Immacolata Concezione
25 de diciembre
Navidad
Natale
26 de diciembre
Día de San Esteban
Santo Stefano

David de Miguel Ángel
Italia es reconocida por su arte, cultura y numerosísimos monumentos, entre ellos la torre de Pisa y el Coliseo romano; así como por su gastronomía (platos italianos famosos son la pizza y la pasta), su vino, su estilo de vida, su pintura, su diseño, cine, teatro, literatura y música, en particular la ópera.
El período del Renacimiento europeo comenzó en Italia durante los siglos XIV y XV.

Gastronomía [editar]
Artículo principal: Gastronomía de Italia
La gastronomía de Italia es muy variada: el país fue unificado en el año 1861, y sus cocinas reflejan la variedad cultural de sus regiones así como la diversidad de su historia. La cocina italiana está incluida dentro de la denominadas gastronomías mediterráneas y es imitada, así como practicada en todo el mundo. Es muy corriente que se conozca a la gastronomía de Italia por sus platos más famosos que son la pizza, la pasta y el risotto, pero lo cierto es que es una cocina donde existen los abundantes aromas y los sabores del mediterráneo. Se trata de una cocina con la que se ha sabido perpetuar las antiguas recetas como la polenta (alimento de las legiones romanas) que hoy en día puede degustarse en cualquier trattoria italiana.

Literatura [editar]
Artículo principal: Literatura de Italia
La literatura italiana es toda aquella literatura que se haya escrito en el idioma italiano. La configuración política de Italia y su unificación como estado único fue en el siglo XIX, momento en el cual se adopta el dialecto toscano como lengua oficial con la denominación de idioma italiano; esta decisión fue tomada fundamentalmente debido a la larga tradición literaria y a las grandes figuras de la literatura que habían utilizado dicha lengua previamente. Por ello, se consideran como autores en italiano a todos aquellos que hayan utilizado dicha lengua, independientemente de que en su época Italia existiera ya como estado único independiente con idioma oficial propio.
Durante la Edad Media y el Renacimiento autores como Dante Alighieri y Francesco Petrarca ejercieron una gran influencia sobre la literatura europea en general y española en particular; siendo adoptadas algunas formas estróficas como el soneto, la lira o la octava real, al popularizarse los versos endecasílabos y octosílabos.

Deportes [editar]
Italia es un país que también posee tradición deportiva. Especialmente el fútbol es la rama deportiva predominante en la nación italiana, ya que se practica desde el siglo XVI el llamado calcio florentino (que consistía en dos equipos de 27 jugadores con 22 jugadores y 5 porteros, donde el objetivo era sumar más puntos que el equipo rival). Ésta era la variante del fútbol que se conoce hoy en día.
El calcio se ha intensificado a nivel local, llegando a fundarse en 1898 la Federación Italiana de Fútbol, que se encarga de los campeonatos de fútbol de clubes y de la selección nacional. A nivel de clubes, Italia cuenta con tres clubes campeones de Europa, como lo son el AC Milan, Inter de Milán y Juventus. El AC Milan es el club que más títulos internacionales ostenta (18 hasta la fecha); el Inter es el otro grande aunque últimamente no ha hecho campañas aceptables en Europa. Juventus es el club que más títulos ha logrado a nivel nacional, y a nivel internacional es el único club en ganar todas las competiciones oficiales de clubes (Copa de Europa, Recopa, Copa UEFA, Supercopa Europea, Copa Intercontinental y Copa Intertoto). Tampoco se debe olvidar a clubes como la SS Lazio, Fiorentina, SSC Napoli, y la UC Sampdoria, clubes que también lograron títulos europeos.
La Selección de fútbol de Italia es la selección que ha ganado cuatro Copas del Mundo FIFA (1934; 1938; 1982 y 2006); aparte de una Eurocopa, en 1968. De hecho, ha logrado alcanzar el número 1 del ránking de la FIFA en 1993 y 2007.
También, el automovilismo forma parte de la nutrida historia deportiva de Italia. Es sede de la famosa escudería Ferrari, la escudería más reconocida en disciplinas como la Fórmula 1. También, el Gran Premio de Italia es una de las competencias más importantes a escala internacional.
En motociclismo cabe destacar al piloto de Moto GP Valentino Rossi 8 veces campeón mundial.
El ciclismo es la otra disciplina que ha tenido importancia. Este país también posee su propia competición, como es el Giro de Italia.
El rugby es muy importante en Italia . Italia participa con Francia, Inglaterra , Gales , Irlanda e Escocia en el torneo Seis naciones y es una potencia mundial en el mundo del rugby .Imperio romano
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Este artículo se refiere al Imperio romano hasta su disolución en Occidente, no a su continuación en Oriente conocida como Imperio Bizantino.
Imperivm RomanvmImperio Romano

27 a. C.476



Bandera
Escudo
Lema nacional: Senatus Populusque Romanus (SPQR)(latín) El Senado y el pueblo romano

Capital
Roma41°53′N 12°29′E / 41.883, 12.483
Idioma oficial
Latín
Otros idiomas
Griego
Gobierno
Monarquía
Emperador
27 a. C.-14
César Augusto
475-476
Rómulo Augústulo
Cónsul
27 a. C.-23 a. C.
César Augusto
476
Basilisco
Historia
César Augusto es proclamado emperador.
27 a. C.
• Batalla de Actio
2 de septiembre, a.C.
Diocleciano divide la administración imperial entre oeste y este.
1 de mayo, 285
Constantino I declara Constantinopla nueva capital imperial.
11 de mayo, 330
Rómulo Augústulo es depuesto por Odoacro
476
Superficie
• 117
6,000,000 km2
Población
• 117 est.
88,000,000
Densidad
14,7/km²
Moneda
Denario, Sestercio, Sólido bizantino
El Imperio romano fue una etapa de la civilización romana en la Antigüedad clásica caracterizada por una forma de gobierno autocrática. El nacimiento del imperio viene precedido por la expansión de su capital, Roma, que extendió su control en torno al Mar Mediterráneo. Bajo la etapa imperial los dominios de Roma siguieron aumentando, llegando a su máxima extensión durante el reinado de Trajano, abarcando desde el Océano Atlántico al oeste hasta las orillas del Mar Negro, el Mar Rojo y el Golfo Pérsico al este, y desde el desierto del Sahara al sur hasta las tierras boscosas a orillas de los ríos Rin y Danubio y la frontera con Caledonia al norte. Su superficie máxima estimada sería de unos 6,14 millones de km².
El término es la traducción de la expresión latina Imperium Romanum, que no significa otra cosa que el dominio de Roma sobre dicho territorio. Polibio fue uno de los primeros cronistas en documentar la expansión de Roma aún como República. Durante casi tres siglos antes de César Augusto, Roma había adquirido numerosos dominios en forma de provincias directamente bajo administración senatorial o bajo gestión consular, y también mediante pactos de adhesión como protectorados de estados aliados. Su principal competidora en aquella época fue la ciudad púnica de Cartago cuya expansión rivalizaba con la de Roma y por ello fue la primera gran víctima de la República. Las Guerras Púnicas obligaron a Roma a salir de sus fronteras naturales, la península Itálica, y poco a poco adquirió nuevos dominios que debía administrar, como Sicilia, Cerdeña, Córcega, Hispania, Iliria, etc.
Los dominios de Roma se hicieron tan extensos que pronto fueron difícilmente gobernables por un Senado incapaz de moverse de la capital ni de tomar decisiones con rapidez. Asimismo, un ejército creciente reveló la importancia que tenía poseer la autoridad sobre las tropas, de cara a obtener réditos políticos. Así fue como surgieron personajes ambiciosos cuyo objetivo principal fue el poder. Este fue el caso de Julio César, quien no sólo amplió los dominios de Roma conquistando la Galia, sino que desafió por vez primera la autoridad del Senado romano.
El Imperio Romano como sistema político surgió tras las guerras civiles que siguieron a la muerte de Julio César, en los momentos finales de la República romana. Él fue, de hecho, el primer hombre que se alzó como mandatario absoluto en Roma, haciéndose nombrar Dictator (dictador). Tal osadía no agradó a los miembros del Senado romano, que conspiraron contra él asesinándole durante los Idus de marzo en las mismas escalinatas del Senado, restableciendo así la república, pero su retorno sería efímero. El precedente no pasó desapercibido para el joven hijo adoptivo de César, Octavio Augusto, quien sería enviado años más tarde a combatir contra la ambiciosa alianza de Marco Antonio y Cleopatra.
A su regreso victorioso, la implantación del sistema político imperial sobre un imperio territorial que de hecho ya existía, resulta inevitable, aun manteniendo las formas republicanas. Augusto aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural (civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la llegada de Diocleciano, quien trató de salvar un imperio que caía hacia el abismo. Fue éste último quien, por primera vez, dividió el imperio para facilitar su gestión. El imperio se volvió a unir y a separar en diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono hasta que, a la muerte de Teodosio I el Grande, quedó definitivamente dividido.
Finalmente en 476 el hérulo Odoacro depuso al último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo. El senado envía las insignias a Constantinopla, la capital de Oriente, formalizándose así la capitulación del imperio de Occidente. El imperio oriental proseguiría varios siglos más bajo el nombre de Imperio Bizantino, hasta que en 1453 Constantinopla cayó bajo el poder otomano.
El legado de Roma fue inmenso, tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del imperio, al menos en su denominación. Destaca el intento de Justiniano I, por medio de sus generales Narsés y Belisario, el de Carlomagno así como el del propio Sacro Imperio Romano Germánico, pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
Con el colapso del Imperio de Occidente finaliza oficialmente la Edad Antigua dando inicio la Edad Media.
Contenido[ocultar]
1 El Alto Imperio
1.1 Augusto (31 a.C.-14)
1.2 La dinastía Julio-Claudia (14-69)
1.3 La dinastía flavia (69-96)
1.4 La dinastía antonina (96-192)
2 La dinastía Severiana (193-235)
3 Crisis del siglo III (235-84)
4 El Bajo Imperio (284-395)
4.1 Diocleciano y la tetrarquía (284-395)
4.2 La dinastía constantiniana (305-363)
4.3 La dinastía valentiniana (364-395)
4.4 La división del Imperio (395-476/1453)
5 El fin del Imperio romano de Occidente (395-476)
5.1 Supervivencia del Imperio Romano de Oriente (395-1453)
6 El Imperio restaurado: el Sacro Imperio Romano (800-1806)
7 Arquitectura
8 Economía
9 Sociedad
10 Religión
10.1 Las fiestas religiosas
11 Véase también
12 Enlaces externos
//

El Alto Imperio
Artículo principal: Alto Imperio Romano

Augusto (31 a.C.-14)
Artículo principal: César Augusto

Octaviano, más conocido como Augusto, aprendió de la caída de Julio César y evitó sus errores.
Con la victoria de Octavio sobre Marco Antonio, la República se anexionó de facto las ricas tierras de Egipto, aunque la nueva posesión no fue incluida dentro del sistema regular de gobierno de las provincias, ya que fue convertida en una propiedad personal del emperador, y como tal, legable a sus sucesores. A su regreso a Roma el poder de Octavio es enorme, tanto como lo es la influencia sobre sus legiones.
En el año 27 a. C. se estableció una ficción de normalidad política en Roma, otorgándosele a Augusto, por parte del Senado, el título de Imperator Caesar Augustus (emperador César Augusto). El título de emperador, que significa «vencedor en la batalla» le convertía en comandante de todos los ejércitos. Aseguró su poder manteniendo un frágil equilibrio entre la apariencia republicana y la realidad de una monarquía dinástica con aspecto constitucional (Principado), en cuanto compartía sus funciones con el Senado, pero de hecho el poder del princeps era completo. Por ello, formalmente nunca aceptó el poder absoluto aunque de hecho lo ejerció, asegurando su poder con varios puestos importantes de la república y manteniendo el comando sobre varias legiones. Tras su muerte Octaviano fue consagrado como hijo del Divus (divino) Julio César, lo cual le convertiría, a su muerte, en dios.
En el plano militar Augusto estabilizó las fronteras del Imperio Romano en lo que el consideraba debían ser sus límites máximos de extensión en el norte. El limes Elba-Danubio. Así mismo, finalizó la conquista de Hispania doblegando las últimas tribus del Norte de las montañas cantábricas: cántabros y astures, que permanecían aún al margen del control militar romano. Esta sangrienta lucha final sería conocida como las Guerras Cántabras. Tan difícil fue la tarea que Augusto se trasladó personalmente con toda su corte a la península ibérica estableciendo Tarraco como capital provisional imperial período éste en el cual la urbe experimentó un gran crecimiento urbanístico. Hacia el 17 a. C. Hispania al completo pasa a dominio romano quedando el territorio organizado en tres provincias: Lusitania, Tarraconensis y Baetica, además de la provincia Transduriana, que organizaba los territorios recién conquistados del Noroeste, y de cuya existencia tenemos noticia por un epígrafe, aparecido en El Bierzo, recientemente descubierto: el Edicto del Bierzo.
En el norte Augusto también obtuvo grandes victorias adquiriendo para el Imperio Germania Magna cuyos límites se extendían a lo largo del Río Elba. Pero esta situación no duraría mucho. Augusto confió la dirección de la provincia a un inexperto gobernador Publio Quintilio Varo. Su ineptitud y su poco entendimiento de las culturas locales, nada acostumbradas a plegarse frente a un conquistador incrementaron los recelos de los lugareños. Así fue como el 9 a. C. una rebelión protagonizada por Arminio aniquiló las tres legiones de Varo en una brutal emboscada conocida como la batalla del bosque de Teutoburgo. La reacción romana permitió evacuar no sin problemas el resto cuerpos militares acantonados en Germania. Augusto escandalizado ante el desastre militar exclamaría ¡Quintilio Varo devuélveme mis legiones!. Finalmente y, a pesar de los deseos iniciales de Augusto, las legiones se retiraron a defender el frente del Rin. Así el sistema de limes nórdico se mantendría estable hasta el colapso del Imperio en la menos firme frontera Rin-Danubio. Augusto recomendó a su sucesor Tiberio que no tratara de extender más allá sus fronteras.

La dinastía Julio-Claudia (14-69)
Artículo principal: Dinastía Julio-Claudia

Árbol genealógico simplificado de los emperadores julio-claudios (la línea discontinua significa adopción como hijo y heredero).

Expansión del Imperio Romano en 218 (rojo), 89 (rosa), 44 a.C. (naranja), 14 (amarillo), y 117 (verde).
Los sucesores de Augusto no demostraron ser especialmente dotados, evidenciando las debilidades de un sistema dinástico hereditario. Tiberio, Calígula y Nerón fueron especialmente despóticos, dejándose llevar incluso por los excesos de locura que pusieron a prueba la fortaleza del sistema consolidado bajo la sabia administración de Octavio.
Tan solo Claudio, emperador después de Calígula, fue la excepción. A pesar de su apariencia torpe, puesto que cojeaba, tenía un tic y era tartamudo, fue uno de los emperadores más competentes que tuvo Roma. Pero a Claudio le vencieron los amores, y todo hace pensar que murió envenenado a manos de su tercera esposa, Agripina quien puso a su hijo Nerón como sucesor. Nerón acabó rebelándose contra la ambición de su propia madre, mandándola matar. Sus locuras terminaron por ser su perdición, por lo que no resulta extraño que en el 68 perdiera el control de varias legiones, y ya sin apoyo alguno y con un Senado deseoso de nombrar a un sustituto, el emperador tuviera que acabar suicidándose.

La dinastía flavia (69-96)
Artículo principal: Dinastía Flavia

Evolución territorial del Imperio Romano; en la República (rojo), el Imperio (púrpura), el Imperio Occidental (azul) y el Imperio Oriental (amarillo).
El imperio entró en una breve anarquía, en la que en un mismo año (69) hubo cuatro emperadores romanos, conociéndose como el año de los cuatro emperadores. Tuvo que ser un general, Vespasiano, quien pusiera fin al caos. Su mandato se reveló positivo para el Imperio y salvo las rebeliones de Judea y Germania, que aplastó sin miramientos, pocos problemas graves tuvo que afrontar. La sucesión al trono así mismo parecía asegurada dado que tenía dos hijos Tito y Domiciano. Y es que la idea de un sistema imperial dinástico había calado fuerte en la sociedad romana con los Julio-Claudios, aunque hubiera proporcionado emperadores tan nefastos como Calígula o Nerón.
Sin embargo, las nueva línea dinástica no tardó en mostrar sus debilidades. Tito, con una brillante carrera militar en la guerra judía, y convertido en Prefecto del Pretorio por su padre, se enamoró de una princesa judía, que como esposa de emperador era absolutamente inaceptable para Roma y los romanos, y además empezó a manifestar caprichos que conducían a la tiranía. Por su parte, Domiciano, durante la guerra civil del 69, pese a su juventud, había intentado realizar su propia política personal al margen de su padre. Al inicio del reinado de Tito este hubo de enfrentarse a su escasa popularidad hasta la inauguración del Anfiteatro Flavio, el Coliseo. Tito apenas si tuvo tiempo de dejar impronta en el Imperio pues murió poco después dejando como único recuerdo la fastuosa inauguración de los mayores juegos conocidos hasta la fecha en el mayor anfiteatro construido por Roma. A su muerte le sucedió Domiciano quien resultó ser igual o peor que los déspotas que le habían precedido. Sus actuaciones en política exterior fueron desiguales; aplastó a los germanos, pero compró la paz con los dacios; en política interior, acosó al senado, a los cristianos, a su propia familia y acabó comportándose como un tirano paranoico temiendo conspiraciones por todas partes. Incluso se hizo llamar en palacio dominus et deus. De nuevo, el sistema se impuso por encima del tirano que fue asesinado en un complot contra él, en el que la Guardia Pretoriana, nuevamente tuvo un papel principal.

La dinastía antonina (96-192)

El Imperio Romano en su máxima extensión, durante el reinado de Trajano (hacia el 117)
Artículo principal: Dinastía Antonina
Con la muerte de Domiciano empieza la era más grande del imperio, el mayor periodo de estabilidad política y buena administración como nunca tuvo ni volvería a tener. Por primera vez al Senado Romano se le da la potestad de elegir sucesor y elige a Nerva el año 96.
Se inicia así el periodo de los Emperadores Antoninos conocidos como los cinco emperadores buenos ya que se suceden cinco emperadores consecutivos que resultan muy positivos en el gobierno de las extensas posesiones imperiales, así como en todas las campañas militares en las que participa Roma, resultando siempre triunfante en aplastantes victorias que llevan al Imperio al cenit de su extensión bajo el mandato de Trajano en el 117, el segundo de los cinco emperadores.
Nerva era un anciano perteneciente a la nobleza senatorial italiana y sería el último emperador italiano de familia y de nacimiento. Su mayor mérito fue elegir al mejor sucesor posible, Marco Ulpio Trajano. Trajano era un patricio afincado en la Bética y ascendió al trono en el 98 por recomendación de Nerva. Con él, el Imperio Romano consiguió su mayor extensión con las nuevas adquisiciones de la Dacia, Arabia, Mesopotamia, Asiria y Armenia. El imperio llegó a abarcar desde Gran Bretaña al Desierto del Sahara y desde la Península Ibérica al río Éufrates.
Con los llamados emperadores antoninos se instauró, por vez primera, la tradición de nombrar al sucesor más dotado sin priorizar la razón hereditaria. Adriano fue el afortunado sucesor de Trajano, quien se encargó de consolidar las conquistas de éste renunciando a los ambiciosos planes de conquista de su predecesor. Devolvió Mesopotamia a los partos y afianzó la Dacia y la Britania romanas, en esta última con la construcción del famoso muro de Adriano al que da nombre. Durante el reinado de los antoninos se volvió a tener en cuenta la voz del Senado como en tiempos de Augusto, obedeciendo sus recomendaciones en la mayoría de ocasiones sin que por ello mermase el poder de los emperadores en el desempeño de sus funciones. Bajo los sucesores de Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio, se produjeron ya los primeros ataques importantes sobre las fronteras romanas sobre todo por parte de los germanos, especialmente los cuados y marcomanos (ver Guerras Marcomanas) y los partos. Antonino avanzó varias guarniciones britanas a un nuevo frente en el que edificó el llamado Muro de Antonino esperando que los caledonios y pictos atrapados entre los dos muros aceptaran, poco a poco, romanizarse. Pero los pictos no dejaron de acosar a las guarniciones romanas, por lo que a la llegada de Marco Aurelio al trono se procedió al repliegue de todas las guarniciones hasta la más estable y segura frontera del muro de Adriano.
Durante esta época se producen también los primeros y únicos contactos directos entre Roma y China con el envío de una embajada romana a oriente a la que hacen referencia las crónicas chinas de la dinastía Han. El creciente contacto entre el lejano oriente y occidente, ya sea a través de la ruta de la seda o de las tribus de las estepas, facilita también el transporte de nuevas enfermedades que pronto empezarán a suponer un problema para Roma. Entre el 168 y el 180 la peste antonina azotará el Imperio con virulencia llegando a provocar en Roma picos de mortalidad de hasta 2.000 defunciones diarias. El propio Marco Aurelio perecerá finalmente víctima de la propia peste en medio de su campaña del Danubio contra los Marcomanos.
Por alguna razón que se desconoce, el emperador filósofo Marco Aurelio rompió la sabia tradición instaurada con Nerva y dio la sucesión a su propio hijo, Cómodo, esperando que este concluyera su ambiciosa operación de castigo con la que pretendía incorporar dos nuevas provincias al imperio, Marcomania y Sarmatia. Pero Cómodo, muy al contrario, ofreció rápidamente la paz a los germanos, quienes la aceptaron enseguida. Las fuerzas bárbaras estaban prácticamente agotadas por la presión romana, que los estaba llevando hasta el límite. Este fue un balón de oxígeno que años más tarde se revelaría como un grave error estratégico, habiéndose echado a perder una nueva oportunidad para acabar totalmente con la amenaza germana. Las Guerras Marcomanas finalizan pues abruptamente con la muerte de Marco Aurelio, no sin mostrar ante los bárbaros el mayor despliegue bélico y el mayor contingente militar listo para el combate desde tiempos de Augusto. Los germanos tardarían mucho tiempo en recuperarse y en volverse a desafiar a Roma.
Los emperadores antoninos que le precedieron no tuvieron nunca un sucesor directo disponible por lo que siempre se vieron obligados a adoptar a alguien para asegurar la estabilidad imperial tras su muerte. A pesar de todo siempre trataron de guardar el poder entre miembros de su familia o cercanos a ella siempre que fue posible.
Cómodo (180-192), de quien los historiadores dan un imagen de tirano y poco competente, se revela como nefasto y despreocupado de los problemas del pueblo y de las fronteras, ocupándose más por divertirse con los juegos, orgías y todo tipo de pasatiempos bélicos y obscenos. La situación de dejadez imperial agrava el malestar en la corte hasta que el emperador es finalmente asesinado.

La dinastía Severiana (193-235)
Artículo principal: Dinastía de los Severos
Tras un breve periodo anárquico Septimio Severo, militar no perteneciente a la aristocracia romana, consigue establecer una nueva dinastía el año 193. Alejandro Severo es el último emperador de esta línea hereditaria, dando paso a la tercera anarquía (la primera fue el año de los cuatro emperadores y la segunda la que precedió a los Severos). A partir de ahora se suceden en el trono varios emperadores que llegan al poder gracias a haber subido en el escalafón militar por méritos sin ser necesariamente de procedencia noble. El primer emperador de esta nueva era es Maximino el Tracio, hijo de campesinos y procedente de una zona de la actual Bulgaria.

Crisis del siglo III (235-84)
Artículo principal: Crisis del siglo III
Tras el asesinato de Alejandro Severo, por sus tropas en el año 235, se inició una etapa de crisis.
Tanto en Italia como en las provincias irán surgiendo poderes efímeros sin fundamento legal, mientras que la vida económica se verá marcada por la incertidumbre de la producción, la dificultad de los transportes, la ruina de la moneda, etc.

El Bajo Imperio (284-395)
Artículo principal: Bajo Imperio Romano

Diocleciano y la tetrarquía (284-395)
Artículo principal: Diocleciano
Artículo principal: Tetrarquía

La dinastía constantiniana (305-363)
Artículo principal: Dinastía constantiniana

La dinastía valentiniana (364-395)
Artículo principal: Dinastía valentiniana
Artículo principal: Dinastía teodosiana

La división del Imperio (395-476/1453)

El fin del Imperio romano de Occidente (395-476)
Artículo principal: Imperio Romano de Occidente
Artículo principal: Decadencia del Imperio Romano
A principio del siglo V, las tribus germánicas, empujadas hacia el Oeste por la presión de los pueblos hunos, procedentes de las estepas asiáticas, penetraron en el Imperio Romano. Las fronteras cedieron por falta de soldados que las defendiesen y el ejército no pudo impedir que Roma fuese saqueada por visigodos y vándalos. Cada uno de estos pueblos se instaló en una región del imperio, donde fundaron reinos independientes. Uno de los más importantes fue el que derivaría a la postre en el Sacro Imperio Romano Germánico.

solido bizantino de Odoacro en nombre del Zenón
El emperador de Roma ya no controlaba el Imperio, de tal manera que en el año 476, un jefe bárbaro, Odoacro, destituyó a Rómulo Augústulo, un niño de 15 años que fue el último emperador Romano de Occidente y envió las insignias imperiales a Zenón, emperador Romano de Oriente.

Supervivencia del Imperio Romano de Oriente (395-1453)
Artículo principal: Imperio bizantino

El Imperio restaurado: el Sacro Imperio Romano (800-1806)
Artículo principal: Imperio Carolingio
Artículo principal: Sacro Imperio Romano

Arquitectura
Véase también: Arquitectura romana, Vivienda (Roma Antigua), y Edificación pública (Roma Antigua)

Anfiteatro de Tarraco (hoy Tarragona)
Las ciudades romanas eran el centro de la cultura, la política y la economía de la época. Base del sistema judicial, administrativo y fiscal eran también muy importantes para el comercio y a su vez albergaban diferentes acontecimientos culturales. Es importante destacar que Roma fue, a diferencia de otros, un imperio fundamentalmente urbano.
Las ciudades romanas estaban comunicadas por amplias calzadas que permitían el rápido desplazamiento de los ejércitos y las caravanas de mercaderes, así como los correos. Las ciudades nuevas se fundaban partiendo siempre de una estructura básica de red ortogonal con dos calles principales, el cardo y el decumano que se cruzaban en el centro económico y social de la ciudad, el foro alrededor del cual se erigían templos, monumentos y edificios públicos. También en él se disponían la mayoría de las tiendas y puestos comerciales convirtiendo el foro en punto de paso obligado para todo aquel que visitase la ciudad. Así mismo un cuidado sistema de alcantarillado garantizaba una buena salubridad e higiene de la ciudad romana.
Curiosamente, este riguroso ordenamiento urbanístico, ejemplo del orden romano, nunca se aplicó en la propia Roma, ciudad que surgió mucho antes que el imperio y que ya tenía una estructura un tanto desordenada. El advenimiento del auge del poder imperial motivó su rápido crecimiento con la llegada de multitud de nuevos inmigrantes a la ciudad en busca de fortuna. Roma nunca fue capaz de digerir bien su grandeza acentuándose más aún el caos y la desorganización. La capital construía hacia lo alto, el escaso espacio propició la especulación inmobiliaria y muchas veces se construyó mal y deprisa siendo frecuentes los derrumbes por bloques de pisos de mala calidad. Famosos eran también los atascos de carros en las intrincadas callejuelas romanas. La fortuna sin embargo quiso que la capital imperial se incendiara el año 64 dC, durante el mandato de Nerón. La reconstrucción de los diferentes barrios se realizó conforme a un plan maestro diseñado a base de calles rectas y anchas y grandes parques lo que permitió aumentar muchísimo las condiciones higiénicas de la ciudad.
Por lo demás toda ciudad romana trataba de gozar de las mismas comodidades que la capital y los emperadores gustosos favorecían la propagación del modo de vida romano sabedores de que era la mejor carta de romanización de las futuras generaciones acomodadas que jamás desearían volver al tiempo en que sus antepasados se rebelaban contra Roma. Por ello, allí donde fuera preciso se construían teatros, termas, anfiteatros y circos para el entretenimiento y el ocio de los ciudadanos. También muchas ciudades intelectuales gozaban de prestigiosas bibliotecas y centros de estudio, así fue en Atenas por ejemplo ciudad que siempre presumió de su presuntuosa condición de ser la cuna de la filosofía y el pensamiento racional.
Para traer agua desde todos los rincones se construían acueductos si era preciso, el agua llegaba a veces con tal presión que era necesario construir abundantes fuentes por todas partes lo que aun aumentaba más el encanto de dichas ciudades que aun construidas en tierras secas recibían la llegada de las bien planificadas canalizaciones romanas.
Las casas típicas eran las insulae (isla). Solían estar hechas de adobe normalmente de unos tres o cuatro pisos aunque en Roma o en otras ciudades de gran densidad se llegaban a construir verdaderos rascacielos cuya solidez muchas veces fue más que dudosa. La gente rica y de dinero, patricios de buena familia o ricos comerciantes plebeyos que habían hecho fortuna se alojaban en casa de una sola planta con patio interior (impluvium) recubierto de mosaicos llamadas domus.
En honor a las victorias se construían columnas, arcos de triunfo, estatuas ecuestres y placas conmemorativas que solían hacer siempre referencia al emperador reinante y sus gloriosas victorias conseguidas en pos de la salvaguarda de la pax romana de la que gozaban inconscientes los ciudadanos de la urbe. Era un motivo que se recordaba constantemente para dar sentido a la recaudación imperial, sin dinero no hay ejército, sin ejército no hay seguridad y sin seguridad no hay ciudades ni comercio. Algo que quedaría patente a finales del bajo imperio.
Con la llegada de la crisis del siglo tercero y, particularmente, ya en el tardío imperio cristiano la seguridad de la que disfrutaron durante tiempo las ciudades romanas había desaparecido. Y muchas de ellas, sobre todo las más fronterizas con los limes acechados por los pueblos germanos se vieron obligadas a amurallarse y recluirse en fortificaciones sacrificando calidad de vida por seguridad. Fue un paso hacia atrás que se materializaría con la desaparición del imperio de occidente, la ruralización, el fin de las actividades comerciales y el surgimiento de los castillos medievales.

Economía
La economía del Imperio Romano era la propia de un imperio esclavista: los esclavos trabajaban obviamente de forma gratuita, lo cual producía una enorme riqueza. Las diferentes ciudades y provincias estaban conectadas por una red de comunicaciones, vías y puertos, que fomentaban el comercio notablemente.
Aunque la vida se centraba en las ciudades, la mayoría de los habitantes vivían en el campo, donde cultivaban la tierra y cuidaban el ganado. Los cultivos más importantes eran el trigo, la viña y los olivos, también árboles frutales, hortalizas, legumbres y lino. Los romanos mejoraron las técnicas agrícolas introduciendo el arado romano, molinos más eficaces, como el grano, el prensado de aceite, técnicas de regadío y el uso de abono.
Desde el punto de vista económico, la base agrícola varía bastante según las zonas.
En el Valle del Po predominaba el pequeño campesinado que convivía con los grandes dominios. El cultivo de cereales, cultivo idóneo para la zona, tiende a desaparecer.
El Ager Galicus y el Picenum es una tierra de pequeños campesinos surgidos de la distribución de tierras por el Estado.
Etruria y Umbría son tierras de ciudades, cuya organización dificulta el progreso del campesinado.
En el Lacio, País Marso y País de los Sabélicos la situación es similar a la de la propia Roma.
En Italia del Sur las ciudades están arruinadas y existe poco campesinado.
En el Samnio hay una despoblación notable y las ciudades están también arruinadas.
En Campania y Apulia las antiguas ciudades han quedado arruinadas, y los repartos de tierras, en general no prosperaran. En parte de Campania las tierras eran Ager Publicus y solo se dejaban a su ocupante a título de arrendatario por tiempo limitado.
En el Brucio y Lucania el poblamiento es débil y la agricultura apenas progresa.

Sociedad

Un hombre con una toga
La sociedad romana se configura de dos clases sociales que tenían la ciudadanía romana: una aristocracia de propietarios (patricii, patricios) y una clase popular que luchaba por conseguir derechos (plebs, plebeyos). Como ya se ha dicho anteriormente, la economía estaba basada en el sistema de producción esclavista, donde la mayoría de los esclavos eran prisioneros de guerra. Existían mercados de esclavos donde se comerciaba con ellos como si fuesen simples mercancías.
Así pues la sociedad romana estaba dividida en:
Patricios: la clase dominante que poseía todos los privilegios tanto fiscales, como judiciales, políticos y también culturales.
Plebeyos: eran el pueblo que no gozaba de todos los derechos ni privilegios.
Esclavos: no tenían derechos y eran posesión de sus amos. El esclavismo era toda una institución social en Roma. No fue un esclavismo de raza, como sí lo sería siglos después. En Roma cualquiera podía ser esclavo; la fuente de esclavos provenía sobre todo de pueblos conquistados, pero también de delincuentes u otra gente que fuera degradada a esa clase social por algún motivo. En realidad el esclavismo no era más que la clase social más baja. Y como toda clase, también era posible ascender a veces comprando la propia libertad, o simplemente por el deseo expreso del amo que se formalizaba con el acto de manumisión, un privilegio exclusivo de todo propietario que convertía al esclavo en liberto (esclavo liberado).

Religión

Escultura de la diosa Diana
La religión de los romanos era politeísta (adoraban un gran número de dioses). Los más venerados eran Júpiter, Minerva y Juno. En honor a ellos se construyeron templos y se ofrecieron sacrificios de animales. El emperador era adorado como un dios y en todo el Imperio se practicaba el culto imperial.
También veneraban, en casa, a los dioses protectores del hogar y de la familia; en cada casa había un altar dedicado a esos dioses. Además, los romanos eran muy supersticiosos y, antes de tomar una decisión consultaban la voluntad de los dioses, expresada por medio de los oráculos.

Las fiestas religiosas
El calendario religioso romano reflejaba la hospitalidad de Roma ante los cultos y divinidades de los territorios conquistados. Originalmente eran pocas las festividades religiosas romanas. Algunas de las más antiguas sobrevivieron hasta el final del imperio pagano, preservando la memoria de la fertilidad y los ritos propiciatorios de un primitivo pueblo agrícola. A pesar de eso, se introdujeron nuevas fiestas que señalaron la asimilación de los nuevos dioses. Llegaron a incorporarse tantas fiestas que los días festivos eran más numerosos que los laborales. Las más importantes eran las fiestas lupercales, saturnales, equiria y de los juegos seculares.
Tiempo después, terminadas las persecuciones contra los cristianos, el cristianismo se convirtió en la religión oficial del imperio, con el emperador Constantino que toleró las dos religiones, ya que según la leyenda, antes de una gran batalla vio una cruz en el cielo, bajo la cual una inscripción decía «bajo éste símbolo vencerás». Al día siguiente grabó en los escudos de todos sus soldados la cruz y obtuvo una gran victoria, si bien sólo se bautizó unos días antes de su muerte. Algunas festividades cristianas que se celebran actualmente se basan en las festividades que ya se celebraban en tiempos romanos, sólo que cristianizadas para hacerlas compatibles con la nueva religión. Incluso, en países de cultura cristiana, se mantienen algunas completamente paganas como el carnaval.

Véase también
Guerras Romano-Sasánidas
Partos
Germanos
Egipto (provincia romana)
Historia de las instituciones en la antigüedad

Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Imperio romano.Commons
The Roman Law Library (En inglés)
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Imperio_romano"
Categorías: Historia de Roma Imperios
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